Es una respuesta de nuestro organismo que afecta y nos activa tanto física como mentalmente. Esta respuesta emocional era extremadamente útil hace miles de años, cuando la activación del organismo permitía a los humanos aumentar el rendimiento, concentrarse y escapar de situaciones de peligro para sobrevivir. Es decir, es una respuesta normal de nuestro organismo y cualquier persona sana puede (y no creo que nadie se escape) sentir ansiedad alguna vez.
Pero, ¿por qué tenemos ansiedad?
En la mayoría de los casos, la persona se proyecta en el futuro o recuerda una situación pasada que supone, o ha sido, un peligro para ella. De forma que anticipa unas consecuencias muy negativas por si acaso se producen.
Al igual que sentimos dolor cuando nos rompemos el hueso de una pierna, cuando nos sentamos en la silla con mala postura o cuando corremos con una mala técnica, la ansiedad nos avisa de que algo en nuestra vida podría estar o ponerse en peligro. Hasta aquí, todo es normal. Al poco tiempo se pasará y seguirás con tu vida normal.
Entonces, ¿por qué sufrimos tanto con la ansiedad?
Seguramente, la estrategia que usamos para gestionar la emoción no sea la correcta y hace que la ansiedad siga aumentando o se cronifique en el tiempo, aumentando el sufrimiento y pudiendo entrar en un ciclo difícil de salir sin la ayuda de un profesional.
¿Cómo sé si tengo ansiedad?
Los síntomas más llamativos y representativos de la ansiedad son:
- Pensamiento y preocupaciones excesivos difíciles de controlar y que provocan miedo.
- Sentimiento de inquietud, vigilante…
- Síntomas físicos como aumento de los latidos (intensidad y frecuencia), falta de aire, mareos, molestias inexplicables o dificultad para dormir.
- Evitación de situaciones o actividades cotidianas que antes solías hacer y ahora te provocan ansiedad o malestar. Para mí, el síntoma más importante a tener en cuenta a la hora de decidir si pedir ayuda o no.
Estos síntomas son los más comunes y representativos en la mayoría de los casos, pero algunos síntomas pueden variar ligeramente dependiendo de los diferentes tipos de ansiedad:
- Ansiedad generalizada.
- Ataques de pánico.
- Fobias específicas.
- Trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
- Estrés postraumático (TEPT).
Llegados a este punto, ¿qué consecuencias puede tener la ansiedad?
Como he comentado anteriormente, tener ansiedad no tiene nada de malo, es una respuesta normal en nuestro organismo, pero puede llegar a convertirse en un problema. Es posible que estés sintiendo ansiedad por un periodo corto de tiempo y por una circunstancia concreta, pero no te impide realizar actividades cotidianas ni actividades importantes para ti. Entonces, a falta de una evaluación más exhaustiva, te diría que puedes seguir adelante con tu día a día sin ningún problema, aunque siempre pueden ayudarte a adquirir habilidades para una mejor gestión emocional.
Pero, también es posible que en la situación que te encuentres ahora mismo sea más complicada que la anterior. Llevas tiempo sintiéndote mal, con una preocupación excesiva, tu día a día resulta complicado por un aumento de malestar y te impide realizar actividades que antes no tenías dificultades para realizar. Por ejemplo, te sientes mal y evitas estar con personas, en el trabajo ya no te encuentras bien y has pensado incluso dejarlo, ante un examen buscas cualquier excusa para no hacerlo o sientes excesiva activación al pensar en ese momento, tienes en mente un proyecto pero sientes excesivo miedo para llevarlo a cabo…
Además, generalmente, cuando la persona va acumulando pérdidas, el malestar aumenta y hace que sigas acumulando más y más pérdidas, llegando a convertirse en un círculo vicioso que limita significativamente la vida de la persona. Lo psicológico también afecta a nivel físico, en los casos más crónicos e intensos, puede derivar a patologías como diabetes y úlceras de estómago.
¿Cómo puedo disminuir o manejar la ansiedad?
En nuestra sociedad, lo más común es la ingesta de medicamentos. Es una solución efectiva para reducir y regular síntomas. Pero no resulta tan efectiva a largo plazo como el aprendizaje de habilidades que te permitan la gestión emocional. De forma metafórica, cuando la persona sigue sin adquirir estas habilidades, el medicamento sería como “poner parches en un dique” que duran solo para cierto tiempo. Otros aspectos que pueden resultar beneficiosos para regular la ansiedad son:
- Tener un horario regular dentro de tus posibilidades.
- Dormir lo que necesites y tener higiene en el dormitorio.
- Salir de casa a diario, aunque sean solo 30 minutos.
- Tomarte al día un tiempo para ti, para algo con lo que disfrutes, aunque sean solo 15 minutos. Pero, céntrate al 110% en ti ese rato y párate a sentirlo.
- Hacer ejercicio 2 o 3 veces por semana.
- Tener una alimentación saludable.
- Realizar alguna actividad que te guste.
- Enfocar la atención en la tarea que estés realizando en cada momento, pospón la preocupación para aquellos momentos que no estés haciendo nada. Para más detalle, puedes leer un artículo muy interesante que escribí sobre la Rumia y preocupación excesivas.
- Y recuerda, hay veces que la solución del problema no está en nuestra mano, ¡guarda tu energía solo para aquellas cosas que puedas hacer algo!
*Hay una estrategia muy utilizada pero que yo no recomiendo (la parada de pensamiento o evitar pensar en ello). A pesar de que a corto plazo puede funcionar bien, cada vez hay más investigaciones que muestran resultados contraproducentes en este tipo de prácticas, que, con el tiempo, pueden incluso incrementar el malestar. Ejemplo de ello es el experimento social sobre “no pienses en un oso polar blanco”. Hablo de ello con más detalle en el artículo de rumia.
Las pautas anteriores no sustituyen un tratamiento, son para ayudar a regular tu estado emocional. Si el problema persiste, te resulta incontrolable o la situación está suponiendo alto grado de malestar o cúmulos de pérdida, lo más recomendable es contactar con un profesional especializado y que te ayude con tu caso concreto.
¿A qué me puede ayudar un psicólogo? Con un psicólogo puedes emprender un camino en el que tu marques la dirección y el te guíe para llegar hasta allí. Es decir, te proporcionará herramientas y nuevas estrategias para que seas tú quien maneje la situación, las emociones y las preocupaciones y no sean ellas las que te manejen a ti. Para que tu bienestar no dependa de factores externos. Muchos os preguntáis, “¿pero nunca voy a dejar de sentir malestar?” o “¿nunca voy a dejar de sentir ansiedad?”, le respuesta corta es NO, ¡somos seres humanos!… excepto casos concretos, todos sentimos emociones, tanto buenas como malas. Pero sí que se reducirá, podrás llevar una vida sin limitaciones, dedicando tu tiempo y cultivando lo que te importe, siendo tú quien maneje la situación, mucho menos sufrimiento, tendrás una vida con significado personal y, sobre todo, ¡podrás disfrutar del día a día!
Si tienes cualquier duda puedes ponerte en contacto conmigo a través del formulario de contacto que aparece en la web y estaré encantado de ayudarte.
También puedes reservar tu cita conmigo si estás buscando psicólogo especializado en ansiedad.