Laura lleva unos meses desmotivada por casi todo lo que le rodea. Ha perdido el interés por su trabajo, sus amistades e incluso sus familiares. Lo único que en ocasiones le despierta interés es su hijo, de 9 años, aunque rápido se cansa. Sus familiares más cercanos sienten que algo no va bien y que Laura “ya no es como era antes”.
La mayoría de las veces que le proponen un plan a Laura, ella encuentra cualquier excusa para quedarse en casa. La frase que más se repite en ella es “no tengo ganas de nada”. No le apetece salir y le parece más gratificante quedarse en el sofá o en la cama; o en el mejor de los casos, realizar alguna tarea pendiente de las que lleva atrasándolas semanas.
Ella no lo relaciona con un suceso concreto y cada vez ocupa más parte de su tiempo en pensar qué le puede estar pasando. Sabe que se siente triste y que hay muchas cosas a su alrededor que le molestan. Laura gasta toda su energía en intentar eliminar los pensamientos negativos y emociones de tristeza. Se queda en casa y se acuesta cada vez que puede para estar menos tiempo con “sensaciones raras”.
A pesar de los deseos de Laura y de todo su esfuerzo, cada día se siente peor y más desmotivada. Las tareas y responsabilidades cada vez son más las que tiene pendientes. Sus metas y objetivos llevan un tiempo parados, porque toda su energía va dedicada a escapar de la tristeza. Sus familiares y amigos cada vez están más cansados de la situación y de que ella le dé un NO por respuesta a cualquier proposición que le hagan.
Por supuesto, Laura es un personaje ficticio. Pero es una historia bastante similar a la de las personas adultas que están pasando por una depresión.
Es importante diferenciar entre tener alguno o varios de estos síntomas de forma puntual y no muy alargado en el tiempo y entre llevar un tiempo considerable con síntomas a la vez que tu vida se va limitando más y más. No me cansaré de repetir que, por nuestra naturaleza humana, todos hemos pasado (y lo seguiremos haciendo) por altibajos emocionales y no por ello es necesario ir al psicólogo. Ejemplo de ello es cuando perdemos un ser querido o incluso cuando volvemos de vacaciones.
La depresión es una de las problemáticas psicológicas a tener más en cuenta hoy día por la frecuencia de casos y sus riesgos. Por un lado, afecta a los familiares y convivientes de la persona que sufre depresión. Pero más importante aún es el sufrimiento para la persona y el grave riesgo que puede suponer, llegando incluso al suicidio. Algunos registros informan de que casi un 65% de las muertes por suicido son de personas que cursaban con depresión grave. Esto pone de manifiesto la importancia que tiene tratar cuanto antes la depresión.
¿Cómo sé si tengo depresión?
Los síntomas pueden variar considerablemente de una persona a otra. Por lo tanto, es importante tener en cuenta que lo expuesto a continuación es solo orientativo. Para tener un diagnóstico claro es mejor acudir a un profesional que pueda valorarte individualmente.
Los síntomas más comunes son:
- Falta de motivación y energía.
- Estado del ánimo triste y/o irritable.
- Pensamientos negativos y futuro sin esperanza.
- Dificultad para experimentar placer con actividades que antes si disfrutabas.
- Hipersomnia o insomnio (aunque prefiero decir “desorden del sueño”).
- Disminución o aumento del apetito en comparación a como era lo habitual en ti.
- Sentimiento de culpa, inutilidad o fracaso.
- Disminución de la concentración o capacidad de pensar.
- Alteraciones somáticas (fatiga, cansancio, dolor…).
- Pensamientos suicidas.
- Disminución de la espontaneidad.
“Si tengo casi todos estos síntomas, ¿quiere decir que tengo depresión?”
No necesariamente. Habría que valorar otros aspectos como el tiempo que llevas con los síntomas, cuánto tiempo están presente durante el día, etc. Como dije al principio, todos hemos pasado por situaciones que hayan influido en nuestro estado de ánimo y al poco nos hemos ido recuperando.
Para mí, una de las claves para valorar la gravedad es tener en cuenta el coste y las pérdidas que la depresión está ocasionando en tu vida, cuánta energía dedicas a evitar el malestar y cuánta a las cosas que te importan. Si la situación está consumiendo buena parte de tu energía y cada vez realizas menos cosas que te importan, recomiendo acudir a un psicólogo lo antes posible.
¿Cómo salir de la depresión?
Bueno, siento deciros que no hay una regla general o fórmula a seguir que te permita salir de la depresión, y mucho menos la “pastilla mágica” que solicitan muchas personas que vienen a consulta. Pero sí hay ciertas pautas que pueden ayudar a regular el organismo (incluida la conducta) y permiten que nos sintamos mejor:
- Observar y sentir qué sensaciones tienes en el cuerpo, dónde te aparecen con mayor frecuencia, cómo son, atrévete a darle forma y color…
- No gastes toda tu energía en evitar estas sensaciones y emociones; no te juzgues por tenerlas. A nadie nos gusta sentirnos mal, pero no podemos evitar que a veces aparezcan… Acepta que las sensaciones negativas también son parte de la vida.
- Realiza ejercicio físico regularmente. Si te cuesta, empieza por poco y ve aumentando progresivamente. Y por supuesto, no te juzgues por hacerlo mal o poco; NO es una competición.
- Comienza a retomar cosas (pequeños pasos) que has dejado de hacer por la desgana. Cosas con las que disfrutabas (ej. Una afición) o que realmente te importan (ej. Tus estudios, dedicar tiempo a tus hijos). Es importante que el tiempo que dediques a esto (aunque solo sean 15 minutos al día) te centres al 110% en ello.
- Toma consciencia del esfuerzo que supone para ti realizar todo esto y aun así lo estás haciendo. Eres tú quien está dando todos estos pequeños pero grandes pasos, ¡Valóralo!
- Trata de no obsesionarte con los resultados, sino de disfrutar el camino de cambio que estás realizando.
Un punto importante y común en muchos problemas psicológicos es la hiperreflexión. Centrar excesivamente la atención en los pensamientos y preocupaciones puede impedir que mejoremos. Te recomiendo que leas este otro artículo donde lo explico más detalladamente y puede servirte de ayuda.
Aunque algunas personas llegan a mejorar con pautas de autoayuda, lo más efectivo y lo que yo recomiendo para salir de la depresión es acudir a un psicólogo profesional. Los resultados suelen aparecer mucho más rápido y hay menos riesgos de que se cronifique el problema. Además, vas a estar acompañado/a durante el proceso. Puedes adquirir una serie de herramientas que te permitirán conocerte mucho mejor.
El objetivo de la terapia es que vuelvas a disfrutar de tu vida, proporcionándote herramientas para que seas tú quien tome el control y lleves a cabo acciones de valor y significado personal.
Si tienes cualquier duda puedes ponerte en contacto conmigo a través del formulario de contacto que aparece en la web y estaré encantado de ayudarte. También puedes reservar una cita conmigo si estás buscando psicólogo especializado en depresión.