Psicólogos en Córdoba: nuestro compromiso con la prevención del suicidio
Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Y aunque en los últimos años hemos empezado a hablar más de salud mental, todavía sigue siendo un tema que genera incomodidad, miedo o silencio.
Ese silencio, sin embargo, no protege. Callar nunca ha salvado una vida. Hablar sí.
Hablar permite abrir una puerta, escuchar un grito ahogado, tender una mano. Hablar ayuda a comprender que no estamos solos, incluso cuando la mente nos convence de lo contrario.
El suicidio no es un problema aislado de unas pocas personas: es una realidad social y de salud pública que nos toca a todos de cerca. Por eso, este día no es solo un recordatorio: es una llamada a la acción.
Los mitos que nos alejan de la prevención del suicidio
Cuando algo da miedo, solemos rodearlo de mitos. El suicidio no es la excepción. Romper estas falsas creencias es fundamental para empezar a prevenir:
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- Mito 1: «Si hablo de suicidio, puedo dar ideas» La realidad es la contraria: hablarlo reduce el riesgo. El silencio alimenta la sensación de soledad y desesperanza. Una conversación puede ser la chispa que anime a pedir ayuda.
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- Mito 2: «El suicidio ocurre de repente» En la mayoría de los casos hay señales de aviso. Cambios en la conducta, frases de desesperanza o incluso pequeños gestos (como regalar objetos valiosos) pueden ser un grito de auxilio que pasa desapercibido.
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- Mito 3: «El que lo dice no lo hace» Muchas personas que llegan a quitarse la vida lo habían verbalizado antes. Tomar en serio cada aviso es esencial.
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- Mito 4: «El que quiere hacerlo, lo hará igualmente» Falso. La gran mayoría de las personas que piensan en suicidarse no desean morir: quieren dejar de sufrir. Y existen tratamientos, apoyo y recursos para aliviar ese sufrimiento.
Señales de alerta que no debemos ignorar
Identificar a tiempo algunas señales puede marcar la diferencia. Estas son las más comunes:
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- Frases de desesperanza: «No puedo más», «me da igual todo», «sería mejor no estar aquí».
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- Aislamiento social: dejar de ver a amigos, evitar actividades habituales.
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- Cambios bruscos en hábitos de sueño o alimentación.
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- Descuidar la higiene o la salud sin motivo aparente.
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- Consumir alcohol o drogas de manera repentina o más frecuente.
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- Conductas de riesgo: manejar de forma imprudente, gastar dinero sin control, regalar objetos valiosos.
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- Un cambio repentino de ánimo tras una etapa muy negativa (a veces, cuando alguien ya ha tomado la decisión, puede parecer más tranquilo).
No todas las personas muestran estas señales, pero estar atentos y preguntar directamente puede ser clave.
Cómo ayudar a alguien con ideas suicidas
Si sospechas que una persona cercana está pasando por esto, tu papel puede ser vital. No se trata de convertirte en terapeuta, sino en puente hacia la ayuda profesional.
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- Escucha sin interrumpir. Deja que exprese lo que siente.
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- Valida su dolor. Evita frases como “no digas tonterías”.
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- Pregunta sin miedo. Hablar de suicidio no incita a hacerlo. Puedes preguntar: “¿Has pensado en hacerte daño?”.
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- Ofrece acompañamiento. Ir juntos al médico, buscar un psicólogo, llamar a una línea de ayuda. No basta con decir “deberías pedir ayuda”.
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- No lo dejes solo si está en riesgo inmediato. En esos casos, lo más seguro es acudir directamente a Urgencias o llamar a emergencias.
Recuerda: no se trata de salvar tú solo la situación, sino de acompañar a dar el paso hacia el apoyo adecuado.
Y si eres tú quien lo vive: no estás solo
Puede que seas tú quien está leyendo esto con un nudo en el pecho. Si es así, quiero decirte algo claro:
No querer vivir no significa querer morir.
La mayoría de las veces significa querer dejar de sufrir, descansar, soltar un peso insoportable.
Y pedir ayuda no es un signo de debilidad: es un acto de valentía. Si ahora mismo te sientes en riesgo, por favor, no lo enfrentes solo:
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- En España puedes llamar al 024 (teléfono gratuito, confidencial y disponible las 24 horas).
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- Cruz Roja: 900 100 018.
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- O acudir directamente a Urgencias.
Tu vida importa. Incluso si ahora mismo tu mente no te deja verlo.
Prevención del suicidio: un esfuerzo colectivo
Hablar del suicidio no es solo tarea de psicólogos o médicos. La prevención también depende de familias, amigos, profesores, compañeros de trabajo…
Cada conversación que abrimos, cada gesto de escucha, cada persona que se siente menos sola es una semilla de prevención.
Esperanza y acción
El suicidio no es un destino inevitable. Es una salida que aparece cuando el sufrimiento nubla todas las demás. Con apoyo, tratamiento y acompañamiento, muchas personas que pensaron en acabar con su vida hoy agradecen haber seguido adelante.
Por eso, este 10 de septiembre recordemos: no se trata de dar lecciones, sino de ofrecer presencia. No se trata de tener todas las respuestas, sino de estar ahí, sin juzgar, sin huir, acompañando. Porque hablar del suicidio no lo provoca.
Hablarlo salva vidas.
Si vives en Córdoba y buscas a un psicólogo experto para tratar la salud mental, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Puedes agendar una primera consulta de forma confidencial a través de nuestra web. Tu bienestar es nuestra prioridad.